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El pasado mes de marzo se registró la cifra más alta de transmisiones de viviendas por herencia desde que se recogen estos datos. Pero qué operación es más rentable para los nuevos propietarios ¿alquilar o vender esa casa?

En marzo de 2021 se registraron 19.466 transmisiones de viviendas por herencia, según el INE. Esta cifra constituye la más alta en los últimos 14 años, cuando se comenzaron a registrar las operaciones. Muchos nuevos propietarios se preguntan cuál es la mejor manera de obtener una ganancia: ¿VENDER LA CASA HEREDADA o alquilarla? Para responder a esta cuestión, los expertos del comparador financiero Lidercasa.com nos cuentan cuáles son las ventajas y desventajas de cada una de estas operaciones.

PROS Y CONTRAS DE ARRENDAR UN PISO HEREDADO

Entre las ventajas de alquilar la vivienda se puede mencionar la posibilidad de obtener ingresos estables y a largo plazo. Además, el tiempo medio para alquilar una vivienda en España en 2021 es de entre 30 y 45 días, según la Agencia Negociadora del Alquiler, mientras que el de venta es de seis meses, según el portal Idealista. Pero el atractivo más interesante tiene que ver con la rentabilidad. Según el Banco de España, la rentabilidad bruta del alquiler durante el primer trimestre de 2021 fue del 3,7%.

Suponiendo, entonces, que se hereda un piso cuyo valor es de 250.000 euros, los ingresos brutos anuales medios que se pueden obtener ascienden a 9.250 euros. Esta cifra puede ser más alta si la vivienda se encuentra en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, donde la rentabilidad bruta asciende hasta el 4,5% e incluso el 5,5%, según Idealista. Ahora bien, para obtener estos beneficios los vendedores deben estar dispuestos a dedicar tiempo y energía a las gestiones del alquiler.

Si bien es cierto que se puede entregar esa gestión a una empresa inmobiliaria, hacerlo significa estar dispuesto a reducir la rentabilidad esperada. Asimismo, alquilar la vivienda tiene asociados algunos otros riesgos: la posibilidad de que los inquilinos no paguen la renta o de que no cuiden la propiedad son algunos de ellos.

Por último, hay que tener en cuenta que el alquiler también implica hacer frente a los gastos de mantenimiento y a los impuestos. Los más significativos son el IBI, el IRPF por las rentas anuales y la cuota de la comunidad. Esto sin mencionar la posibilidad de que ocurra una derrama, que exige el desembolso de una suma de dinero importante e inesperada, o de que ocurran averías en el inmueble y se deba invertir dinero para arreglarlas.